La historia de mi Ruffo

Lo encontré vagando sin rumbo por las calles, sin pelo, desnutrido, enfermito, sufriendo el frí­o intenso del invierno y los maltratos de la gente que indiferentes a su sufrimiento le espantaban, pateaban, pegaban, debido a su poco a graciable aspecto. Sus ojitos re tristes, suplicaban compasión y atención, y pasaban los dí­as y se acrecentaba su mala situación.

Hasta que Diosito, no me dejaba dormir por las noches, recordándome la imagen de tan noble ser de su creación y un dí­a dije basta, ya no puedo soportarlo, y corrí­ a la calle a buscarlo. Pasó el tiempo, y cada dí­a más bello se poní­a.

Hoy agradezco al creador el haberlo puesto en mi camino, les cuento que hasta de asaltantes ya me salvó, hoy hace mi vida y la de mi familia mucho más grata, por eso te digo Rufito: ¡BIENVENIDO A MI CASA, MI VIDA Y MI CORAZí“N!

Deja tu comentario