Lo encontré vagando sin rumbo por las calles, sin pelo, desnutrido, enfermito, sufriendo el frío intenso del invierno y los maltratos de la gente que indiferentes a su sufrimiento le espantaban, pateaban, pegaban, debido a su poco a graciable aspecto. Sus ojitos re tristes, suplicaban compasión y atención, y pasaban los días y se acrecentaba su mala situación.
Hasta que Diosito, no me dejaba dormir por las noches, recordándome la imagen de tan noble ser de su creación y un día dije basta, ya no puedo soportarlo, y corrí a la calle a buscarlo. Pasó el tiempo, y cada día más bello se ponía.
Hoy agradezco al creador el haberlo puesto en mi camino, les cuento que hasta de asaltantes ya me salvó, hoy hace mi vida y la de mi familia mucho más grata, por eso te digo Rufito: ¡BIENVENIDO A MI CASA, MI VIDA Y MI CORAZí“N!
Benditos seas entonces ya k has llevado un angel contigo a compartir tu pekeño pedazo de cielo!!!
me encanta que exista gente como tu. me hace recobrar el orgullo que uno debería sentir el ser un ser humano. GRACIAS 🙂
Te agradezco mucho por haberle dado una casa, respeto y dignidad a Ruffo seres como tu hacen mejor este mundo plagado de vestias salvajes osea me refiero a todas esas personas que dicen ser humanos pero no lo demuestra desde ecuador un beso para ti y otro para Ruffo ha es hermoso