Entidades públicas y privadas ofrecen nuevas fórmulas para dar pie a más adopciones permanentes
Si le atrae la idea de tener mascota pero teme no adaptarse a ella, tiene previsto mudarse pronto o sospecha que puede ser alérgico al pelaje animal, no tire la toalla. ¡Pruebe con algo intermedio! Varias asociaciones e instituciones catalanas ofrecen formas de acogida para perros y gatos abandonados que no implican quedárselos para siempre. Puede, por ejemplo, acoger hasta febrero a un perro de la protectora pública, en Collserola. También puede optar, si prefiere a los felinos, por recoger a uno de los residentes del Jardinet dels Gats de Ciutat Vella, por un periodo de entre uno y cuatro meses. ¡Incluso puede apadrinarles un gato y visitarlo los sábados!
El Centro de acogida de animales de compañía de Barcelona (CAACB), ubicado cerca del Hospital de la Vall d»Hebrón y del parque de Les Heures, ofrece de forma excepcional la acogida temporal. Su razón es bastante prosaica: la zona canina está en obras desde el pasado septiembre y hasta el próximo febrero. Remodelan los box, los quirófanos y las salas de acogida, por lo que les vendría muy bien liberar espacio y que parte de sus 150 perros se fueran de vacaciones unos meses. Aquellos ciudadanos que quieran echarles un cable, pueden acoger unos pocos meses a una de las mascotas de la perrera, con la garantía de que está desparasitada, vacunada y esterilizada por un equipo profesional de veterinarios.
Los requisitos son ser mayor de edad –o ir acompañado de un tutor si se tienen entre 14 y 18 años– y comprometerse a alimentar, pasear y mantener limpio al nuevo amigo. También es necesario inscribirle en el censo municipal y pagar la tasa (30 euros) que cubre la implantación del microchip localizador, para encontrarle si se perdiera. En caso que se pusiera enfermo, los veterinarios del CAACB se harían cargo de su cuidado. «Hasta ahora hemos cedido 12 perros, de perfiles distintos. Los gatos y los hurones sólo los ofrecemos en adopción permanente, porque no les afectan las obras», aseguran fuentes del Ayuntamiento. De entre los caninos también están excluidos de estas custodias temporales los cachorros: «Son los que tienen más posibilidades de adopción permanente y les haríamos una mala pasada cediéndolos en su mejor época», añaden. Una vez terminadas las obras ya no se cederán mascotas temporalmente.
El proyecto de El Jardinet dels Gats, creado en 2005, es un gran ejemplo de oferta flexible. Permite fórmulas diversas de adopción, acogida o apadrinamiento, a medida del interesado, para fomentar la socialización de sus felinos y sus oportunidades de adopción. «En estos momentos tenemos a 16 gatos en casas de acogida y a lo largo de este 2010 hemos cedido un total de 74», explica Alex Monton, responsable de acogidas de la entidad. Su equipo de voluntarios coordina a los distintos hogares acogedores y se encarga de cualquier imprevisto o necesidad.
El 66% estuvieron menos de 2 meses en los hogares, el 26% permaneció de 2 a 6 meses y el resto (11%) superaron el medio año. Se puede ser «casa de acogida» por unos días, semanas, meses o hasta que surja un adoptante. Los gatos que suelen dar en acogida son los más jóvenes, para que puedan ser socializados, y los abandonados, que ya están acostumbrados a vivir en pisos. También buscan hogares cuidadores para camadas recién nacidas, gatos convalescentes de una operación o que deben tomar medicamentos.
Han observado dos perfiles principales entre los acogedores. Por un lado están familias que ya tienen un gato y ven en la acogida una forma de tener a otro y ayudar a la asociación, sin el compromiso de quedárselo; y por el otro lado, los que desean tener compañía algunos meses pero están de paso en la ciudad o no saben si se marcharán de Catalunya al año siguiente. También hay un tercer perfil, aunque menos habitual, de posibles adoptantes que acogen a modo de prueba, porque temen sufrir alergias o inadaptación familiar. La mayoría de estos acaba adoptando, asegura Alex.
Las diferentes opciones del Jardinet dels Gats sólo cuestan el alimento e higiene del felino, – «además del cariño», recuerda Alex Salvador, coordinadora de la asociacion–. Los entregan desparasitados, esterilizados, testados y vacunados, y en caso de asistencia veterinaria, mandan a sus veterinarios de confianza y pagan la factura médica. A cambio piden dos cosas: que se les informe regularmente del estado del adoptado (con fotografías, vídeos o descripciones de su comportamiento) y que tengan disponibilidad para recibir visitas de posibles adoptantes si surgieran. Cada año consiguen que se adopten entre 150 y 170 gatos rescatados de la calle o abandonados. En sus
Quizá la fórmula más singular es el apadrinamiento. Los padrinos eligen a uno de los felinos y contribuyen a su manutención con un donativo mensual de entre 6 y 50 euros (según decidan y con la periodicidad de cobro que más les convenga). A cambio, el nombre del padrino es incluido en la ficha del peludo, recibe información regular sobre su gato y puede visitarlo cada sábado en el Jardinet, a horas concertadas. Otra de sus originales propuestas es para las casas rurales, a las que ofrecen acoger colonias controladas de felinos, que alejan a los roedores y constituyen un recurso pedagógico más para escolares.
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