La historia de Edgar Sawtelle

Hola amigos de Querida Mascota, hoy queremos invitaros a conocer «La historia de Edgar Sawtelle», un libro de David Wroblewski que nos recomienda Alba de Planeta.es para todos los amigos de los animales, esperemos que os guste y os animeis a comprar el libro en cuanto salga.
Breve sinopsis

Nacido mudo a finales de los cincuenta en un remoto pueblo del interior de Estados Unidos, Edgar Sawtele pertenece a una familia de criadores de perros. Desde muy pequeño, se comunica con los animales por signos y tiene con ellos una especial afinidad, como con Almondine, su mejor amiga de cuatro patas. La repentina y extraña muerte de su padre provocará en el ya adolescente Edgar una gran ruptura: se hará responsable del criadero de perros junto a su madre y poco a poco se irá encerrando en sí­ mismo. Su casi único contacto con el mundo exterior será a través de una joven camada de cachorros que debe adiestrar y de su fiel Almondine. El dí­a a dí­a de la granja Sawtelle parece volver a la normalidad hasta que el regreso del tí­o de Edgar, Claude, que cortejará a su recién enviudada cuñada y querrá ocupar el vací­o de su padre, creará en Edgar un profundo desosiego y una inquietante sospecha, que le llevará a una huida desesperada en buscar de la verdad y de su propia identidad.

David Wroblewski tiene 48 años y esta es su primera novela tras ganar una beca de escritura. Nació y creció en la Wisconsin más profunda, cerca de los bosques de Chequamegon, donde ha ambientado la historia de Edgar Sawtelle. Está casado, tiene una perra llamada Lola y un gato que responde al nombre de Mitsou.

La versión cinematográfica de la novela llegará a los cines en 2010 con la producción de los todopoderosos Oprah Winfrey y Tom Hanks. En el guión trabaja William Broyles Jr., padre de los éxitos Apolo XIII y Náufrago.

“Me encantó La historia de Edgar Sawtelle. Yo no releo muchos libros porque la vida es demasiado corta. Pero éste lo voy a volver a leer”, Stephen King.

“Es todo lo que deseas de un libro. Se agarra a ti y no te suelta hasta la última página… Te garantizo que te va a encantar”,
Oprah Winfrey.

Debut espectacular de un libro-experiencia

Cuando el oráculo literario Oprah Winfrey habla, hay que escuchar. Quizá no descubra Premios Nobel, pero la presentadora y más importante prescriptora de libros de Estados Unidos sabe lo que el público ama. El sello de calidad de su club de libros no se moja por cualquier novela si no sabe que ésta atrapara al lector desde la primera página y le volteará hasta resquebrajarle el alma lectora.

Esto mismo sucede con una de las recomendaciones de Winfrey de 2008, La historia de Edgar Sawtelle, que ahora desembarca en nuestro paí­s. La novela de debut de un desconocido David Wroblewski aúna con savoir faire misterio e intimismo. Polinarrada por varios personajes, esta obra tiene ecos de tragedia griega, parte de una estructura shaskespeareana, se adentra en las sombras animales de Rudyard Kipling, bucea en la atmósfera rural de John Irving y homenajea al universo adolescente de J. D. Salinger.

“[La perra] preguntó si habí­a visto a su chico.
A su esencia. A su alma”.

Al llegar a la última página de La historia de Edgar Sawtelle, el lector estará enganchado para siempre. La lectura de esta obra de iniciación captura desde el primer instante, al conocer a la familia Sawtelle y a sus perros, y arrastra al lector por un aparentemente rí­o calmado que se descubrirá un absorbente torbellino literario. Muchas veces una novela se convierte en un fenómeno, pero pocas deviene una experiencia lectora que se agarra a las palmas de las manos durante casi 600 páginas. La potencia descriptiva, la profundidad psicológica de los personajes y una trama in crescendo son sólo algunos de los ejes sobre los que se asienta esta obra y alrededor de la que orbitan reflexiones sobre el paso de la infancia a la edad adulta, la soledad, los ví­nculos familiares, la búsqueda de la verdad y la venganza.

El relato de Edgar y de su familia, así­ como de su relación con los perros, secundarios de lujo de esta novela, está compuesto de cinco actos: Los hijos de Forte, Tres desgracias, Lo que hacen las manos, Chequamegon y Veneno. Como en un clásico griego, los acontecimientos irán sucediéndose ante la mirada atónita de los personajes que tratarán de sobrevivir al destino, del que son “juguetes”, como rezaba William Shakespeare.

La familia Sawtelle se dedica a la crí­a de perros. El abuelo y el padre de Edgar habí­an logrado profesionalizar su pasión por los canes. Fieles, inteligentes y apasionados, los perros Sawtelle se transformaron en una nueva y especial raza. La muerte del padre de Edgar en extrañas circunstancias, solo y sin razón aparente, en el viejo granero que utilizaban como perrera -después de la llegada de su problemático tí­o Claude, un ex soldado con secretos en la mirada- romperá la rutina de la familia y transformará al tranquilo adolescente Edgar, de 14 años. Poco a poco, el pequeño deberá afrontar los cambios de una quiebra del destino: se tomará muy en serio la crí­a de su propia camada y del resto de perros de la familia e intentará superar la traumática marcha de su amado padre. Edgar se siente responsable de su muerte. Tras encontrar a su padre desmayado en el granero, Edgar intentó llamar a un médico pero no podí­a comunicarse por teléfono y la granja más cercana estaba a kilómetros de distancia, así­ que no tuvo más remedio que sujetar la mano de su padre mientras éste exhalaba su último aliento. Sumido en una depresión que le llevará incluso a autolesionarse, el joven Edgar se resguardará en su amor por los perros, con los que tiene una especial afinidad y conexión. Una noche de insomnio, una voz le lleva hasta el granero. Allí­ el espectro de su padre le inoculará la sospecha. ¿Fue un simple accidente cardiovascular lo que mató a su padre?

“En lugar de gotas de agua, vio a un hombre. La cabeza, el torso… Los brazos separados del cuerpo… Todo ello formado por gotas de lluvia que quedaban suspendidas un instante y luego eran sustituidas por otras. Cerca del suelo, las piernas de la figura se deshací­an en jirones de agua azul grisácea”.

Hamlet vive en el interior de Wisconsin

¿Quién mató al padre? ¿Y si lo hizo el hermano, que ahora comparte lecho con su viuda? La historia de Edgar Sawtelle traslada Hamlet de William Shakespeare al interior de Wisconsin, donde reside el propio autor. La llegada poco antes de la muerte del padre de Edgar de su tí­o Claude desatará la tragedia. Ambos hermanos -en una eterna lucha de poder, repleta de animalidad, simbolizada en el perro salvaje Forte que compartieron durante su infancia- mostrará a Edgar que las relaciones familiares pueden teñirse de sangre y dolor. Hasta ese momento, Edgar ha vivido encerrado en la burbuja de la granja Sawtelle, pero el vací­o que dejará el progenitor y que Claude intentará usurpar ante los ojos del pequeño, llevarán a un ya adolescente a adentrarse en un viaje a los sótanos del alma humana.

De la tragedia griega a Holden Caulfield

La novela tiene ecos de tragedia griega. Un destino inexorable y fatal se cierne sobre Edgar, que tal y como vaticina el oráculo -Ida Paine, la vieja y fumadora dueña de la tienda de ultramarinos Popcorn Corners- , es poseedor de un gran secreto. A modo de coro, que todo lo sabe, que todo lo ve, los perros sawtelle son testigos de cómo Edgar enloquece poco a poco, después del mensaje del espectro de su propio padre. El adolescente iniciará una batalla para desenmascarar sin palabras, a su tí­o Claude, ya plenamente instalado en la granja. Con la ayuda del veterinario, el doctor Papineau, el ex soldado intentará acabar con el sueño del padre de Edgar y vender la perrera, el último recuerdo y nexo con Edgar. El pequeño no soportará esta visión y se enfrentará a su madre, en busca de la verdad, pero el viejo médico se interpondrá entre ambos y un desafortunado accidente, o la mano del destino, que dirí­a Ida Paine, llevarán a la muerte de Papineau. Como el Polonio de Hamlet, fallece a causa de un error, de una confusión, en la lucha por la verdad. Asustado y acorralado, Edgar huirá con tres de los perros de su camada hacia el bosque, donde sobrevivirá durante tres meses, como Mowgli, su personaje de ficción preferido. Como Holden Caulfield en El guardián entre el centeno, abandonará definitivamente la infancia para adentrarse en la edad adulta, perdiendo los últimos ápices de inocencia. En su periplo, conocerá a un joven, Henry Lamb, un hombre que lo acogerá como un hermano mayor. En este retiro, Edgar entenderá que debe enfrentarse a su tí­o y regresará a la granja, donde sin más, el sino se revelará ante él, aunque represente su propia muerte.

La novela tiene dos tonos bastante diferenciados: el primero, a lo largo de la primera parte de la obra, describe la infancia y primera adolescencia de Edgar, su apertura al mundo; la segunda, mucho más oscura y profunda, viene marcado por la progresiva animalización del protagonista, que huye al bosque para enfrentarse al dolor, a la muerte, a la culpa y al miedo. En este proceso, Edgar se hará adulto, tomando el nombre humano de Mowgli, Nathoo.

Un viaje al alma de los personajes

David Wroblewski radiografí­a el alma de los personajes de esta novela hasta el punto de meterse en la piel incluso de los perros Sawtelle. Introspectiva y descriptiva, la novela se adentra en los abismos de los protagonistas.

El pequeño Edgar es un niño apocado con un mundo interior muy rico. Mudo de nacimiento, se comunica con el exterior a través de un lenguaje de signos que él mismo ha creado y que llega incluso a permitir comunicarse con los perros de la granja. Obsesionado con ponerles nombres a todos, estudia cada dí­a el Diccionario Enciclopédico Webster de la lengua inglesa, cuando no está releyendo una y otra vez El libro de la selva. Sus padres, Gar y Trudy, sufrieron mucho para tener a un hijo y se volcaron en Edgar al nacer. La prematura muerte de Gar dejará a Trudy totalmente devastada y aunque se hará la fuerte ante Edgar, buscará en la figura de su cuñado, Claude, un apoyo, un recuerdo de su amado Gar, un viaje al pasado a través de sus ojos.

Claude se desvelará como un hombre oscuro y manipulador que logrará convencer a los Papineau, primero al viejo veterinario y luego a su hijo, el sheriff, para que desconfí­en. í‰ste último, Glen, tocado por la muerte de su padre, buscará venganza y será el catalizador del gran final. En la granja, la noche del regreso de Edgar, Glen intentará averiguar cuál fue el fin de su padre, como Edgar, que buscará, sea cual sea el precio, el veneno que sabe acabó con su padre, el veneno que en manos de Claude, como anuncia el narrador en el primer capí­tulo aunque el lector aún no lo sabe, ha cernido la oscuridad para siempre más sobre la familia Sawtelle.

La profundidad psicológica de los protagonistas, incluso de los perros de la familia, de gran y marcada personalidad, es una de las mejores bazas de esta novela. Aunque se esconde y se maquilla detrás de un drama rural o una simple historia del interior de Estados Unidos, la obra reflexiona sobre las bambalinas de las relaciones familiares, de los mecanismos que rodean los sentimientos de culpa, el amor paterno-filial, la soledad o la ambición. Sin duda, La historia de Edgar Sawtelle merece varias lecturas.

“Cuando encontraba un perro que le gustaba, se agachaba y lo miraba a los ojos. A veces llegaba a un acuerdo con el dueño. Convirtió el establo gigantesco en perrera. Allí­, el abuelo de Edgar desarrolló su talento para la crí­a de perros, unos perros tan diferentes de los pastores, los sabuesos, los canes de caza y los perros de trineo que le habí­an servido para fundar la estirpe que la gente llegó a conocerlos simplemente como los perros sawtelle”.

Los perros sawtelle también tienen voz narrativa: dog-fiction

A la prensa estadounidense le encanta poner etiquetas y crear tendencias y con La historia de Edgar Sawtelle ha encontrado un nuevo filón, la dog-fiction, la narrativa perruna. Aunque este libro es mucho más que una novela protagonizada por perros, la voz de estos canes tiene su propia personalidad, como la de Almondine, que incluso tiene sus propios monólogos.

Los amantes de los perros disfrutarán en esta descriptiva y emotiva obra. Edgar establece una fuerte conexión con Almondine desde pequeño, compartiendo silencios quizá, a superar la muerte de su padre. Después con la camada que trae al mundo, se adentra en las sombras de la edad adulta, del miedo, del dolor, de la soledad, de la venganza en su fuga por el bosque, acompañado de Candil, Tesis y Babú. Será a través de todos ellos que entenderá por qué sus padres se han dedicado a la crí­a de perros, por qué sus clientes cruzaban tres estados para hacerse con un sawtelle. No vendí­an perros, vendí­an compañí­a y comprensión. Vida, al fin y al cabo.

Amante de los perros desde bien pequeño, David Wroblewski además ofrece un tratado sobre la crí­a y la domesticación de canes profundamente bien documentado y narrado con gran pulso emocional.

La historia de Edgar Sawtelle es uno de los libros de la rentrée literaria.

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